Tarifazos en la mayoría de los servicios, inflación creciente y el sueldo que se extiende cual chicle para llegar a fin de mes, es la foto de muchos de los ciudadanos en la actualidad. ¿Cómo hacen? Paciencia, ingenio a la hora de abrir la billetera y esperanza de mejoría.
Con las bolsas cargadas con la compra para toda la semana, Silvia y Eva abandonaban ayer al mediodía la feria comunitaria de la avenida Luro con cara de resignación.
“¿Y qué vamos a hacer? Aguantar, es la única que nos queda porque la vida sigue”, dijo Silvia que aclaró que “los sueldos hasta ahora siguen igual, a mí todavía no me aumentaron así que tengo que estirarlo todo lo que pueda”.
En ese sentido, Eva explicó alguna de sus estrategias para enfrentar los aumentos. “Me fijo varias veces antes de comprar y no lo hago si no es estrictamente necesario. Uso las promociones y descuentos y, por supuesto, le meto cuota a todo”, señaló.
Ambas mujeres, con varios hijos cada una, reconocieron la importancia del Plan Ahora 12, al que recurren “cada vez más, especialmente a la hora de comprar indumentaria y zapatillas para los chicos”.
Karina, madre de dos hijos en edad escolar, contó que “me ajusté en todo lo que pude. Aumentaron los impuestos, los servicios, los alimentos, los colegios y mi sueldo no. Tengo que enfocarme en lo que llaman compra inteligente” y ejemplificó con sus excursiones al supermercado: va los días que tiene descuento con la tarjeta, ya sea de crédito o débito.
El mismo mecanismo emplea a la hora de cargar el tanque de nafta. “Recurro a cuanta promoción y descuentos tenga”, aseguró.
Su accionar es similar al de Pablo, separado y padre de tres adolescentes. “Está complicado, porque todo aumentó, incluso muchos lo hicieron por las dudas, y a mi sueldo todavía no le llegó la paritaria. Habrá que ver cuando llegue la boleta de la luz y el gas”, bromeó el hombre aunque con cara seria.
Aunque reconoció que “la cosa está complicada”, Miguel aseguró que hay cosas innegociables, como el asadito del domingo. Mientras esperaba su turno en la carnicería, ayer poco antes del mediodía, contó que “soy jubilado, así que sé vivir ajustado. Pero trabajé durante 50 años y hay gustos, como el asadito, que no se negocia”.
Sin embargo, cuida el bolsillo. “Trato de no usar el auto si no es necesario y me manejo caminando o en bicicleta”, explicó y se esperanzó con un futuro mejor. “Esperemos que este hombre que tenemos como presidente logre mejorar la situación, porque te enterás lo que robaron en el gobierno anterior y es una desagracia”, señaló.
Adaptación y estrategia
“Malabares”, resumió Norma para graficar cómo hace para llegar a fin de mes en medio de la ola de aumentos. “Ahora fue de golpe, pero todo venía aumentando desde hace tiempo. En casa nos cuidamos en todo, pero hay gastos que no podés dejar porque son fijos”.
En ese marco, enumeró “el colegio, los impuestos y servicios y la comida”, aunque reconoció que “casi no salimos a comer, a no ser que sea algún acontecimiento súper especial, y no se compra nada porque sí”.
La estrategia de cuidarse se nota del otro lado del mostrador, aunque sea en un rubro de primera necesidad como son los alimentos. “Muchos compran los cortes que están en promoción y también hay gente que lleva menos cantidad. Se siente el ajuste”, describió Macarena, cajera en una carnicería.
“Por ahora tengo más dudas que certezas, pero tratamos de usar la luz y el gas lo menos posible. Nos cuidamos. Y lo primero que cortamos son las salidas. Tenemos que esperar a ver qué pasa, cómo evoluciona todo esto”, señaló Daniel mientras esperaba a su esposa leyendo el diario.
Silvia y Julio reconocieron que los afectó la ola de aumentos, en todos los rubros, y que la están enfrentando “como podemos. Nos cuidamos, pero hay gastos que son imposibles no hacer”, dijo el hombre que trabaja con la papa en el campo y tiene 6 hijos.
Por lo pronto, el matrimonio sólo se maneja “con efectivo”, razón por la cual “compramos hasta donde alcanzan los billetes”.
Paciencia
Silvina dijo que “nos vemos complicados para llegar a fin de mes, pero en algún momento se va a equilibrar la balanza. Igual, no tenemos más opción que aguantar. No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, recitó apelando al refrán popular.
Madre de dos adolescentes, contó que con su marido optaron “por evitar cualquier gasto innecesario, pero hay cosas que no podés dejar. El colegio de los chicos aumentó, las expensas también y no quiero saber cuando llegue la boleta de luz o gas. A comer afuera vamos de vez en cuando y a veces pedimos delivery”.
Mientras empujaba el carrito con su bebé en el interior, Carmen (madre también de una nena de 6) miraba los carteles con las ofertas y así decidía su compra ayer en la feria comunitaria. “Hago lo que puedo -aseguró- porque uno se va limitando pero a los chicos hay que darle leche y determinadas cosas para comer, están creciendo”.
Su estrategia, a la hora de comprar, se basa en “mirar todos los precios que puedo y utilizar los descuentos y promociones que haya. Todo lo que sea facilidad sirve. Esto también pasará”, se esperanzó la joven madre.
José, como padre de familia, aseveró que “trato de ordenarme, pero los gastos crecieron y los ingresos no. Por más buena voluntad, la guita no se estira y las cuentas las tenés que pagar. Corté algunos gastos, de salidas ni hablar ni tomar taxi, pero hay cosas que no podés dejar de pagar”.
Así, el hombre se enfocó en optimizar el recurso monetario. “Le pedí a mi mujer que vaya al supermercado el día que tenemos descuento con la tarjeta, no se compra más ropa y así vamos tirando. Espero que mejore”.
Optimizar el recurso parece ser la forma de los marplatenses para llegar a fin de mes en épocas de vacas flacas.